
Es asì que, a veces y literalmente, necesitamos un cambio de perspectiva para ver nuestra vida desde distintos puntos de vista. Cambiar el àngulo es un buen remedio contra las rutinas y apremios de la cotidianidad.
Los beneficios de compatir una aventura en un territorio nuevo son palpables. El simple hecho de encontrarse en lugares distintos de los usuales, provoca una nueva sacudida a las percepciones estàticas y puede dar la libertad de ver las interrelaciones de manera nueva y creativa, capaz de transformar lo ordinario y renovarnos. Como este paseo familiar, aunque de parejas por el friiio, en aguas blancas, Constanza.
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