Esta foto la tomè en alguno de esos lugares que nunca logro recordar donde fuè. Sòlo recuerdo que vimos esta niña en la puerta de su casa, quizàs viendo el ùnico carro del dìa, en algùn camino, donde quizàs tampoco pasan vehiculos. Sin pensarlo mucho nos detuvimos a tomarle esta foto y ella -sin pensarlo mucho- nos regalo este gesto tan receptivo que te reconfirman las esperanzas.
Si Sàbina fuera fotògrafo, esta foto dijera en algùn museo del mundo:
"Más de cien palabras,
más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena."
2 comentarios:
Hola Marien,
Me encanta esta entrada asi como todo el blog. Aunque creo que no habrían mentiras con las que titular esa foto, que solo tiene ojos y oídos sordos.
Besotes.
Mas aya de la sentimentalidad existe lo real
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