En las antiguas culturas se celebraba el regreso del Sol, a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Catòlica decidió situar en esa fecha la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo y solapando al mismo tiempo la festividad pagana previa.
Aprovechemos la excusa del Solstico para reinventarnos y esperar el nuevo año con nuevos planes. Revisemos nuestra lista de "pendientes" y desechemos aquello que Papà Dios considerò que no necesitabamos. El momento es màs que propicio para replantearnos nuevas metas, doblar la esquina, cruzar el puente, abrir la ventana y mirar lo que podemos lograr.
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