“Y uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia…pero su tren vendió boleto de ida y vuelta…….” Canta Serrat.
Hay tantas bendiciones por las que dar gracias cada día y es tan generoso este planeta, que a veces creo que somos una especie de malagradecidos cuando usufructuamos -sin medida- todo lo que vemos y todo lo que tenemos. Damos por sentado la propiedad de este mundo, que nos atrevemos a reclamar un día sin lluvia, un día sin sol.
Nos cuesta tanto rendir homenaje a las bondades que nos rodean, a los gestos de cariño, a las sonrisas, a las palabras sabias, a la música, a la poesía, a una copa de vino y hasta a los policías del transito. Por eso hoy invito a un sorbo de remedio contra el olvido.
Cuenta Benedetti que “....no olvida el que finge olvido sino el que puede olvidar.”
La miel de la vida es todo aquello que nos enriquece. Muy especialmente algunas experiencias hermosas y positivas que alguna vez se ha tenido y que por alguna ajena razón no han podido avanzar mucho más.
La razón es que hay cosas en la vida que existen sólo para enseñarnos algo que necesitábamos. Algunas –diría Sabina- duran “lo que duran 2 peces de hielo en un Wisky on the Rocks”. Perpetuarlas sería robarles su razón de existir. Es imprescindible saber identificar a tiempo las vienen para quedarse y las que vienen para construir futuros, como escuché hace unos días. Para luego terminar diciendo, como Cigala , “Se me olvido que te olvidé ”.
Hay tantas bendiciones por las que dar gracias cada día y es tan generoso este planeta, que a veces creo que somos una especie de malagradecidos cuando usufructuamos -sin medida- todo lo que vemos y todo lo que tenemos. Damos por sentado la propiedad de este mundo, que nos atrevemos a reclamar un día sin lluvia, un día sin sol.
Nos cuesta tanto rendir homenaje a las bondades que nos rodean, a los gestos de cariño, a las sonrisas, a las palabras sabias, a la música, a la poesía, a una copa de vino y hasta a los policías del transito. Por eso hoy invito a un sorbo de remedio contra el olvido.
Cuenta Benedetti que “....no olvida el que finge olvido sino el que puede olvidar.”
La miel de la vida es todo aquello que nos enriquece. Muy especialmente algunas experiencias hermosas y positivas que alguna vez se ha tenido y que por alguna ajena razón no han podido avanzar mucho más.
La razón es que hay cosas en la vida que existen sólo para enseñarnos algo que necesitábamos. Algunas –diría Sabina- duran “lo que duran 2 peces de hielo en un Wisky on the Rocks”. Perpetuarlas sería robarles su razón de existir. Es imprescindible saber identificar a tiempo las vienen para quedarse y las que vienen para construir futuros, como escuché hace unos días. Para luego terminar diciendo, como Cigala , “Se me olvido que te olvidé ”.
Descubrì tambièn que aquel lugar que nunca sè donde es..es Bayaguana...donde encontramos esta "fabrica" de miel de abeja en estos cajones. Asì de colorido, son las mieles que construyen nuestras vidas.
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